domingo, mayo 27, 2007

Manifiesto Internacional de la Cocina

MANIFIESTO PRESENTADO POR SANTI SANTAMARÍA

'Chefs' de todo el mundo defienden la identidad culinaria de cada tierra como patrimonio de la humanidad


'Cada pueblo posee unos hábitos alimentarios que significan un comportamiento cultural propio. Preservar la especifidad de cada pueblo debe ser un reto'

BARCELONA.- Uno de los cocineros españoles más prestigiosos, Santi Santamaría, el primer 'chef' español que logró las codiciadas tres estrellas Michelín, ha presentado en el Fórum el 'Manifiesto Internacional de la Cocina' acompañado de otros grandes como los vascos Martín Berasategui y Pedro Subijana y los franceses Michel Troisgros y Marc Haeberlin.



El texto, firmado por 111 profesionales culinarios, entre los que hay, entre otras nacionalidades, franceses, españoles, suizos, austriacos o británicos, resalta en ocho puntos el lugar que debe tener la cocina en la cultura de todo el mundo y desecha la 'globalización' que llena los congeladores de todo el planeta de comidas prefabricadas.


"A través de lo que ponemos en un plato podemos conocer un país. Si somos lo que comemos, ¡vayamos con cuidado!, porque empezamos a comer cosas muy raras", ha dicho Santamaría. Según el cocinero, el cambio de hábitos alimentarios es perjudicial tanto para la calidad de vida del comensal como para la sostenibilidad de las ciudades, que se ven inundadas de residuos.
Santi Santamaría es un caso extraño en el Olimpo de los fogones. Aunque sus primeros pasos laborales fueron como maestro industrial y dibujante técnico, decidió abrir en 1981 junto a su esposa Àngels
'El Racó de Can Fabes', en su casa familiar de Sant Celoni, a los pies del Montesny barcelonés. Jamás ha aprendido ni teoría ni práctica en otro local que no sea el suyo. Aún así, hace ya 10 años, la guía Michelín le concedió tres de sus estrellas, la máxima calificación de la 'biblia' culinaria.


El manifiesto dice lo siguiente:
1.- La cocina es un bien cultural patrimonio de la humanidad. La alimentación y la relación del hombre con la naturaleza forman parte de un contexto de permanente intercambio histórico y social, que varía sustancialmente de una cultura a otra. La evidencia de esta diversidad cultural es un valor que hay que proteger y respetar.


2.- Una alimentación adecuada y racional depende del conocimiento y la conciencia de una cocina propia y esencial. Mediante la palabra se transmite el conocimiento y sólo a través de la educación, y de modo primordial de la familia y la escuela, la sociedad podrá transmitir y mantener el valor y la consideración de la cocina como una herencia cultural.


3.- La propia evolución y transformación económica, tecnológica y social y el proceso de insdustrialización han ejercido una influencia directa en los cambios que se han dado en el comportamiento alimentario de la sociedad. La industria y la tecnología alimentarias han contribuido a una progresiva homogenización de nuestra comida. Las instituciones públicas han de asegurar y difundir hábitos alimentarios correctos para garantizar una necesaria y fundamental calidad de vida al ciudadano.


4.- Cada pueblo posee unos hábitos alimentarios perfectamente construidos, hábitos que significan un comportamiento cultural propio y característico. Cualquier comunidad expresa a través de la cocina no sólo unos determinados hábitos gustativos, sino también una personal manera de ser como colectividad diferenciada. Preservar la especifidad de cada pueblo debe ser un reto tanto culinario como cultural. La formación y el diálogo intercultural, también en cocina, tienen que hacerse y promoverse desde el respeto a las diferencias y a la identidad.


5.- La cocina presenta unos valores de intercambio y cohesión que han de preservarse. En el campo de la alimentación y la cocina, el proceso de globalización tiende y contribuye a una inequívoca y progresiva homogeneización de nuestra comida, a menudo en detrimento de la calidad de los productos, las costumbres y la tradición culinaria. El cocinero tiene que combatir esta clara agresión a la cultura y la calida de vida de las personas. Una globalización coherente no tendría que llevar a consumir más productos industriales y prefabricados, sino a fomentar y contemplar un modelo de consumo más racional que respete la diversidad natural de la cultura culinaria.


6.- Los profesionales de la cocina nos comprometemos a apoyar de modo incondicional a agricultores, ganaderos, pescadores, etc., para contribuir a fomentar una explotación más racional y sostenible del medio natural.


7.- El interés que suscitan hoy en día los cocineros en los medios de comunicación nos convierte en transmisores de modelos y pautas de comportamiento social en el ámbito de la alimentación. Esta realidad nos obliga a afrontar nuestra profesión con una total y absoluta responsabilidad en unas circunstancias de profunda evolución social y cultural.


8.- En un entorno social en el que el hambre continúa siendo una evidente e injusta realidad, los cocineros exigimos a la Administración un mayor compromiso económico y una política global más justa en favor de los países y pueblos más pobres y desfavorecidos.





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Locro "Patrio"



Hace dos días para conmemorar nuestro día de la patria, me largue hacer un locro, el cual es uno de los platos mas característicos de la cocina criolla, su base consta de maíz blanco pisado, porotos, batata, zapallo, repollo, huesitos de cerdo y vaca, chorizo, tripa gorda, panceta, rabo, patitas de cerdo; todo se hierve por largo rato hasta que se forma un guiso espeso y cremoso... a parte se hace una salsita picante de cebolla de verdeo, cebolla, aji molido y pimenton que se sofríe todo en grasa, y se usa para darle un sabor picantin al locro (cada uno le pone la cantidad que quiera ya en su plato servido).
Y tuvo mucho éxito!!!! gusto mucho (a mi también ;)!!!!!)

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